- Acantilados de Moher
- Bunraty
- Península de Dingle (Connor Pass, Gallarus Oratory y Caher Conor)
- La mágica noche de Portmagee.
Acantilados de Moher
Dejamos Doolin atrás sin desviarnos por él para llegar a los acantilados de Moher, al parecer la atracción turística “más visitada de Irlanda”. Son las 18,15
pero hay un gran aparcamiento que cobra…8 €! Y no te puedes escapar. Cruzamos la carretera y tras un corto paseo nos asomamos a una impresionante vista: a nuestra izquierda se alzan las paredes verticales de este gigantesco acantilado que se hunde en el mar. Se extienden a lo largo de 8 km con una altura de más de 200 metros. Aparecen como los “acantilados de la locura” en la película “la princesa prometida”. Subimos por nuestra derecha hasta una torre disfrutando de estos espectaculares acantilados. El paisaje que contemplamos es de una belleza estremecedora y nuestros ojos no se cansan de recorrerlos. Uno se siente pequeño y frágil ante tanta grandeza. Todo el recorrido aparece
vallado, aunque muchos las saltan para acercarse más atraídos por este abismo. Numerosas aves anidan y vuelan en ellos. Con los prismáticos conseguimos ver algún que otro Puffie entre otras.
Y ahora emprendemos la última tarea del día que a veces se hace muy complicada. Si bien a 20 ó 25 km de aquí hemos visto sitios realmente hermosos y con autocaravanas, aquí vuelve a haber problemas y el sitio de pernocta que figura es un feo aparcamiento que, además tiene al final otro –sorpresa- gálibo. Un poco más alla descubrimos un camping: compuesto principalmente de mobilhome y las autocaravanas están agrupadas a escasos metros de la carretera sobre asfalto. Vamos, un vulgar aparcamiento, así que con este panorama volvemos 4 km atrás donde yo creía haber visto algún aparcamiento. El primero, en el puerto, tiene 3 posibles lugares, 2 de ellos con gálibos y el 3º con una hermosa prohibición de “overnight”. El segundo, es el de un centro comercial aparentemente abandonado, junto a la carretera. Aquí nos quedamos. Son otra vez casi las 21horas.
- Bunraty
El importe de la entrada asciende a 53 euros (3 adultos y 1 estudiante), todo un dineral así que decidimos quitar algún añito a David por si colaba ya que el “family ticket” costaba 35 €, y coló sin problemas. Comenzamos nuestra visita por el parque temático que reproduce casi a la perfección un pueblo irlandés del siglo XIX y al que dedicamos más de dos horas.
Unas construcciones de caña en forma redonda sostenidas por cuatro patas de granito similares a las que sostienen los hórreos gallegos, llaman por su similitud con éstas últimas nuestra atención
y preguntamos. Responden que son sitios para guardar el…maiz. Tan lejos, pero tan cerca…
Unas construcciones de caña en forma redonda sostenidas por cuatro patas de granito similares a las que sostienen los hórreos gallegos, llaman por su similitud con éstas últimas nuestra atención
Luego visitamos dos molinos hidraúlicos, uno vertical y otro horizontal, cada una de las ocho granjas, distintas entre sí según el condado o región de origen, una con el propio establo dentro de la casa, otras con el gallinero dentro, un edificio estilo georgiano de principios del XIX habitado por aristócratas de rango menor, el patio de esta casa con colecciones de maquinaria y utensilios diversos donde destaca una colección de varias secadoras de ropa, la vivienda de los que comenzaron a producir los helados HB, nombre familiar para unos famosos helados irlandeses…
Luego una reproducción de una calle de un pueblo con los distintos tipos de comercio, la casa del médico, del prestamista –que parecía sacada de una película del oeste- el pub, la escuela, con un aula para chicos y otra para chicas… Los interiores de las viviendas conservaban todo tipo de
Disfrutamos tranquilamente del lugar tratando de comprender la forma de vida de estas gentes
Pasamos después al castillo, del siglo XV, que tiene un cuerpo central y principal con 3 plantas, cada una de las cuales tiene una única gran dependencia
Decidimos comer dada la hora, para después continuar hasta nuestra siguiente parada: Adare, una de las villas más pintorescas y bonitas de Irlanda y cuya calle principal aparece flanqueada a la izquierda por bonitas casas de campo del siglo XIX con tejado de paja que parecen de postal.
Península de Dingle (Connor Pass, Gallarus Oratory y Caher Conor)
Y ponemos rumbo al Connor Pass, puerto accesible en coche más alto de irlanda (456 m). Nos
Ya en Dingle nos sorprende la calle principal, con sus pintorescas casas pintadas de vivos y alegres colores que ponen una bonita nota de color y buen gusto a esta pequeña ciudad, la mayor de la península de Dingle.
Buscamos ahora el Gallarus oratory. Le ponemos las coordenadas al tomtom y nos dejamos guiar por él. Pero comienza a meternos por sitios imposibles, carreteras que son más bien andurriales y de pronto nos vemos en medio del campo preguntando a un ganadero irlandés que lleva no sé que ruidosos bichos en un remolque. Nos indica el final de una estrecha…carretera?, no, aquello es un camino asfaltado en el que sale hierba en medio, con gigantescos “pendientes de San An
drés” a ambos lados y por donde unicamente cabemos nosotros. Menos mal que es una recta con buena visibilidad y damos enseguida con una carretera decente. Decidimos apagar el tom tom, y llegamos a un cruce y frente a nosotros aparecen 10 señales a cual más pequeña. Esto es típico de este país…Con dos coj… me paro en medio a leer detenidamente uno a uno, que además, para hacerlo más divertido, alguno está en gaélico, hasta que descubro uno chiquitito en fondo blanco (normalmente las indicaciones turísticas están sobre fondo marrón) que nos indica el oratorio. Parece que aquí pusieron las señales y se olvidaron de ellas lo que confirma que esta península conserva aún viejas señas de identidad y una belleza salvaje siendo uno de los pocos reductos donde se conserva aun el gaélico.
Intentamos después acercarnos a unos 5 o 6 km a ver una “piedra ogámica”, piedras verticales que contienen un sistema de signos alfabético o escritura que data del 400 o 600, pero nos
encontramos con carreteras demasiado estrechas, incluso para nosotros, así que decidimos hacer el contorno completo de la península de Dingle, comenzando por Murreagh para terminar en Dingle.
Las vistas son espectaculares y nos dejan fascinados: un sinnúmero de paisajes verdes, colinas rocosas, playas de arena o acantilados, se extienden a nuestra derecha e izquierda y el panorama desde Sea Head es grandioso.. Es una península de una belleza salvaje, pura, distinta al resto de lo que hemos podido ver hasta ahora, y esto es otra cosa que me gusta de Irlanda, como cambian sus paisajes, desde bosques de espesa vegetación, a páramos desiertos tapizados de distintos tonos de verde, a otros forrados de roca gris…de impresionantes acantilados que se dejan caer abruptamente sobre el mar a blancas
playas de arena que se extienden suaves hasta donde la vista alcanza. Valles, montañas, llanuras…todo se alterna y se combina dando como resultado una belleza sencilla pero por eso mismo, más hermosa aún. No es la majestuosidad y grandeza de los paisajes noruegos, es la sencillez del “andar por casa”.
Continuamos por estrechas carreteras que nos obligan a parar cada dos por tres para ceder el paso. Mucho tráfico de frente. Creo que hemos equivocado el sentido de la marcha. También hay muchos autocares. Por lo general no hay conflictos y vamos encontrando sitio donde retirarnos para ceder el paso, pero el trayecto se ve algo deslucido por esta carretera que hace que le tengamos que prestar mayor atención.
Continuamos por estrechas carreteras que nos obligan a parar cada dos por tres para ceder el paso. Mucho tráfico de frente. Creo que hemos equivocado el sentido de la marcha. También hay muchos autocares. Por lo general no hay conflictos y vamos encontrando sitio donde retirarnos para ceder el paso, pero el trayecto se ve algo deslucido por esta carretera que hace que le tengamos que prestar mayor atención.
Continuamos nuestra marcha hacia el oeste finalizando la hermosa península de Dingle para comenzar el Ring Of Kerry,ruta circular de cerca de 200 km, aunque hoy nos quedamos en Portmagee donde mañana, si el tiempo lo permite, embarcaríamos para ir a las islas Skellig.
La mágica noche de Portmagee.
Esta primera parte del anillo no tiene nada destacable, quizás por que lo comparamos inevitablemente con las península de Dingle. Llegamos a Portmagee e intentamos buscar un sitio de pernocta fuera del puerto en dirección a ballynahow, pero la carretera se estrecha demasiado. Serían 5 km hoy y otros 5 mañana, así que decidimos quedarnos en el primer aparcamiento, junto al puente que va a la isla de Valentia. Tiene baños, que cierran por tarde-noche. Una pareja de chicas nos preguntan por una residencia. Son dos catalanas que viajan en coche alquilado y es la tercera vez que vienen por esta zona. Regresarán a Dublín en 2 o 3 días, justo para asistir al concierto de U-2.
Paseando por esta pequeña ciudad descubrimos el único pub (the moorings que tiene en cuya puerta un cartel anuncia música y baile los martes.¡Qué suerte! Hoy es martes, pero no consigo



El aire fresco me sienta bien, sobre todo después de danzar y de la cervecilla que como nunca bebo, la he notado: otra más y bailo sola en la pista.
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Recorriendo el Noroeste
Recorriendo el Noroeste
El Sur y algo del centro. Cerrando el círculo
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